Simple twist of fate
El pasado 15 de noviembre tuve un accidente de tráfico un poco aparatoso y me lesioné el brazo izquierdo. Tenía un montón de conciertos previstos y no ha habido más remedio que aplazarlos. Hay gente que me dice: qué mala suerte has tenido. Pero en realidad no sabéis lo afortunada que me siento, porque no ha sido nada para lo que podía haber pasado. Los médicos me están tratando fenomenal y estoy con la rehabilitación a tope.
La cosa se alarga y veo las estrellas en cada sesión, pero me dicen que tiene que ser así, que es normal, que tenga mucha paciencia, que queda poco y (lo más importante) que me voy a recuperar muy bien. De momento, toca disfrutar de la calma obligada y reajustar planes.
Cancelar conciertos es algo que me frustra mucho, porque cuesta cerrar las fechas, cuadrar agendas, hablar con las salas, mantener la energía necesaria para tirar adelante con todo, salir a la carretera sabiendo que en más de una ocasión vas a volver con menos dinero en el bolsillo del que llevabas…
Pero bueno, la vida es así y hay que agarrarla como viene. Como diría el maestro, blame it on a simple twist of fate.
Cuando volvamos a vernos va a ser UNA FIESTA.